1/7/09

No es malo, lo que es verdadero

Fui quemado vivo, fui enjuiciado, y puesto en libertad, para luego ser apedreado, para luego ser curado, para luego ser perseguido, para luego ser coronado, para luego ser fusilado, para luego ser venerado, para luego ser repudiado, para luego ser alabado, para luego ser señalado, para luego ser aceptado, para luego ser insultado, para luego ser violado, para luego ser requerido, pero nunca, nunca comprendido.

Cuando me dejo llevar por mis emociones no creo que sea malo, irse por las ramas es mi naturaleza, así como de la corteza vierte sabia, resina que es la sangre del hermano árbol, así tomo un hacha y me corto un brazo y veo brotar las lagrimas de los dioses, así como niños esquimales jugando a crear Ángeles en la nieve, abrigados pero desnudos, así como cada sentimiento que sujeta las riendas, que nos controla.
Así como no saber que decir ha sido últimamente la mas grande prosa de mi vida, la quietud, el silencio, la rabia contenida, cada momento de gloria borrada de la memoria, cada trueno que cruza la columna, es espiral como el vortex, bajando de la tierra al infierno, y el paraíso es olvidado por los que penan tanto que ya no se les puede exigir que pongan su mirada al cielo, que sigan una corriente de pensamiento que solo ha llevado al odio entre las personas, a las subdivisiones del ser.

Y mi alma, tan vacía, tan negra, es un pozo sin fondo, es un espejismo brumo, una luz azulada parpadeando en la noche, es un canto de chacal hambriento en los desiertos, rascándose una herida que nunca cicatriza, abriéndola mas y mas, como la perdida de la persona amada, como el olvido de un ser valioso, como la lujuria en vano, la carne marchita, el sabor enrarecido, el éxtasis del oro manchado de sangre en las manos que se pudren con el tacto del polvo, del sucio metal, por mas que brille es un rostro deforme, ennegrecido y diabólico el que se refleja en el brillo.

Es una noche crepuscular, es una odisea entre abatares y sortilegios que un ocaso de eclipse las brujas y “wicharras” danzan en el antiguo mausoleo de la virgen de la víbora retocirda entre sus tobillos, bebiendo el néctar del deseo de la carne joven, de una cintura pequeña y un pecho robusto, el aquelarre en la colina, es mirado por un demonio soñando, por las aves negras surcando la cara sureste de la luna, son las sombras saltando entre los maderos, son los muertos tratando de tocarla con sus dedos marchitos, sus huesos tintinean, rasgando las criptas, las ratas, las sangujuelas, los sapos y las ranas, los niños perdidos, las almas en pena y mi espíritu triste transita también en la oscuridad, cojeando como un niño golpeado, solo con su soledad, rabioso de rencor, lastimero sin comprensión, mordiéndose las propias encías, deseando ser encontrado y asesinado para al final descansar.

Cuando el conjuro no funciono, cuando debía ver las muertes, me transformo en los otros, los otros en mi, juro y perjuro al abismo, me quemo en las llamas, me lacero a mi mismo, encadenado a la venganza, a la cólera de los caídos, de los perseguidos, de los marcados, de los crucificados, de los enjuiciados, de los traicionados, de los penalizados, de los desorientados, de los encarcelados, de los aterrorizados, de los desmembrados, desollados, colgados, ahogados, apuñalados, quemados y enterrados vivos.

En una noche de verano no llego idilio alguno, no llego romance, no llego perdón, no llego padre con regalos, no llego mujer amante, no llego hijo de ojos calidos y amorosos.
No llego nada de eso, me quede solo junto a la chimenea que por siglos esta apagada, fría, sucia, sin vestigios de leña o carbón, así como mi alma, hueca, extraviada.
Creo que vendí mi alma, pero gratis, no pedí nada a cambio, OH creo que más bien me confundí, nunca tuve alma alguna.

Me torture a mi mismo diciéndome lo anterior por muchos años, sin poder alcanzar consuelo en nada ni nadie, sin poder entender los placeres de lo carnal, sin poder encontrar la paz espiritual, sin poder colmar mis ansias intelectuales, sin poder lograr establecer el concepto de las relaciones sociales, sin poder comprender la vida misma, sin poder respirar sin preguntarme para que lo hago, sin poder sentirme libre, sin poder dejar de pensar que no tengo lugar, no tengo hogar, no tengo refugio alguno, no hay nadie esperándome al llegar y no hay luz alguna al final del túnel, lo único que hay es un gran pero gran pero gran pero gran pero gran pero gran pero gran…
VACIO.

Veo la luz de Orión, en un día de octubre, caen las hojas, caen las palabras, cae una piedra de la maño de un niño ciego, después de una guerra, la ultima gran guerra, el ultimo insulto personal, el ultimo amigo muerto, el ultimo recuerdo que vale la pena, la gran señal, no era mas que un silbido en el viento, una gota de sudor frió en una tormenta tropical, un río de limón corriendo por las yagas de un anciano acostado en la sal de un monte en peregrinación, las huestes pasaron de largo y también el amor le paso de largo, dejándolo solo con sus fantasmas, volviendo otra vez el Ángel de la muerte a abrigarlo con sus alas, mientras Gabriel enciende un farol detrás de las ruinas, detrás de los tanques con sus cañones oxidados, detrás del insipiente prócer sucio por la porquería de las palomas.
El niño golpea un tambor con una sola baqueta, su pequeño gato lo observa y parece sonreírle diciéndole: Desesperanza.

El niño no sabe, no le importa, los millones, los billones, el quedar solo en la tierra, tan solo acompañado de algunos animales pequeños, de otros que hablan en sueños, entre líneas, lo único que se pregunta y que no logra entender, es porque tenia que perder a su madre, no es justo, eso no lo es.
Al final todas las palabras de consuelo que alguna vez se dijeron, no significan nada, el tan solo extraña el abrazo de su madre, de nadie más.
Cuando el niño sea adulto, ese día no llegara, por que aun con un pie en la tumba, le escapara a la muerte, se saltara ese paso y se ira derecho al limbo y de allí al espacio, y de allí donde aun no hay palabras en esta tierra y en esta lengua para describir lo que se esconde mas allá de los dioses, de los pensamientos, donde un gato le sonríe, y en sus ojos parece nombrar un lugar donde no habrá mas dolor, mas lamento, ni tampoco incomprensión, un lugar en el que desde hace mucho tiempo quiero estar.

Una voz en la sombra, quien sabe de quien o que seria, dice susurrando:
Ten piedad de su alma, por que nació “distinto”.

1 comentario:

Androide dijo...

de nuevo, otra gran escrito.

saludos!